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domingo 22 diciembre 2024
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Un imprescindible

r-wCuando hace cuarenta años una patota de la ESMA lo acribilló a balazos en el barrio porteño de San Cristóbal, Rodolfo Jorge Walsh era “Neurus”, jefe de Inteligencia de Montoneros.

Ese 25 de marzo de 1977, cuando cayó en la cuenta de que iba a una cita envenenada y se vio rodeado por una quincena de integrantes de un grupo de tareas de la Marina, sacó de entre sus ropas su pistola calibre 22 corto y abrió fuego. Cayó abatido por las ráfagas de FAL disparadas por Jorge «El Tigre» Acosta y compañía. Tenía 50 años. Su cuerpo nunca fue recuperado.

Un día antes, el 24 de marzo, había alumbrado para la posteridad su antológica “Carta Abierta a la Junta Militar”, un documento que en aquel momento no fue publicado por ningún medio de comunicación, donde no sólo denuncia las atrocidades perpetradas por la dictadura contra el pueblo. También formula un análisis pormenorizado de la grave situación económica que condenaba a millones de argentinos a una miseria planificada y a la represión de los trabajadores.

El implacable e impecable texto escrito hace 38 años, prefigura el régimen de explotación y saqueo cuyas consecuencias aún perduran en una agraviante ecuación: concentración económica y desigualdad social.

Aunque algunos se empeñen en encasillarlo, Walsh fue un cuadro que reivindicó, como pocos, la integralidad de la política. Su participación en la agencia cubana Prensa Latina (1959), el Semanario de la CGT de los Argentinos (1968) y el diario Noticias (1974), le indicaron las posibilidades de la comunicación como una herramienta para la lucha y la organización popular.

Sus conocimientos sobre criptografía le permitieron descifrar con éxito los planes de la CIA para la invasión de Bahía Cochinos en la aurora de la revolución cubana de Fidel Castro, el “Che” Guevara y Camilo Cienfuegos.

Eximio ajedrecista, autor de «Esa mujer», relato que para buena parte de la crítica constituye el mejor cuento de la literatura argentina, creador de un nuevo género literario no ficcionado con “Operación Masacre”, primereando a Truman Capote, autor de «A sangre fría», que apareció recién ocho años más tarde que la inolvidable historia novelada de los fusilamientos en los basurales de José León Suárez, redactor del manifiesto del 1° de mayo de 1968 de la CGT de los Argentinos, militante revolucionario de tiempo completo, Walsh es un imprescindible.

Además de ser un ejemplo de ética del compromiso, fue un adelantado. Cuando a nadie se le ocurría poner en tela de juicio a la prensa del régimen y detectar la necesidad que tiene el campo popular, como hoy está harto comprobado, de armarse de sus propios medios de comunicación, fundó la mítica Agencia Clandestina de Noticias (ANCLA), rodeado por el terror y la opresión impuestos por la dictadura oligárquica-militar.

Tenía clara conciencia de la importancia de la herramienta que tenía entre manos. Por algo alentaba: «Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. El Terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de una acto de libertad».

Cuarenta años después, el ejemplo y la obra de Walsh están presentes más que nunca y siguen siendo fuente de inspiración para los que construyen, en la acción y el pensamiento, desde la identidad de la clase trabajadora, los aportes necesarios para hacer posible una estrategia explícita de transformación social y liberación nacional.

Por Juan Carlos Giuliani, Secretario de Relaciones Institucionales de la CTA-A.




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