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lunes 9 diciembre 2024
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RECUPERAR EL HOSPITAL PUBLICO por Carlos Cassinelli

LA OPINIÓN DE LOS TRABAJADORES DE LA SALUD

RECUPERAR EL HOSPITAL PUBLICO

Al inaugurar el Primer Congreso de Medicina del Trabajo en el año 1948, el general Juan Domingo Perón definió un concepto fundamental para entender de qué trata la salud. En esa oportunidad dijo: «Ganar un salario justo, vestir dignamente, descansar adecuadamente, divertirse honestamente y tener una vivienda alegre y cómoda, son todos elementos fundamentales de una buena salud». Este concepto, que como tantos otros pronunciados por Perón marca rumbos, tuvo su correlato exacto en quien fuera su ministro de Salud, el doctor Ramón Carrillo, que tomó y extendió el concepto de la Salud Pública definiéndola como el estado de bienestar colectivo, el estado en donde el hombre alcanza el bienestar físico, el bienestar mental y el bienestar social, esta es: condiciones de vida dignas. Justamente hoy, después de casi cuarenta años de políticas que le dieron ¡a espalda al pueblo, nos encontramos con un país donde se ha profundizado la dependencia, que tiene dos millones y medio de desocupados y subocupados, con un déficit de viviendas de dos millones y medio de unidades, con hambre, con fábricas cerradas, con nueve millones de personas en estado de extrema pobreza (con sus necesidades básicas insatisfechas) y con el deterioro del hospital público. Esta situación tiene un saldo incontrastable: el pueblo no goza de buena salud. El problema de la salud no pasa por un médico determinado, tampoco por un medicamento o por un aparato más o menos, la salud y su resolución pasan por la estructura social donde la población está inserta, en donde el pueblo crece y construye. Y en nuestro país existe una estructura social injusta, que permite que el 10% de la población de mayor nivel socioeconó- mico se quede con alrededor del 45% del ingreso nacional; y el 40% de la población de menores recursos se quede apenas con el 10%. Además, los trabajadores, que en 1950 participábamos con el 51% del Producto Bruto Interno, hoy recibimos apenas poco más del 20%. Esto ocurre porque hace muchos años que no se construye con el pueblo, que se piensa en un país chico, en un país para minorías, donde se enajenó el patrimonio nacional, donde se quebró el sistema productivo y se alentó la especulación, un país donde muchos trabajan para pocos. Y a este tipo de país no le interesan ni la salud popular ni el hospital público.

Porque justamente la salud popular y el hospital público tienen un destinatario muy claro que es el pueblo, incluyendo en su conjunto a los desocupados y los humildes; aquellos a los que el sistema injusto pretende marginar y que constituyen una gran mayoría del pueblo. Una mayoría que sufre un país donde vuelve a existir la tuberculosis, erradicada por Ramón Carrillo en 1954, donde aumenta el mal de Chagas, donde mueren chicos de tos convulsa. Un país donde crece el índice de cesáreas, donde no hay un programa materno-infantil, donde muere un niño cada veinte minutos por causas evitables, un país donde se importan las vacunas porque es negocio, un país donde se ha destruido la industria nacional del medicamento y donde no se controla la tecnología que se importa. El país donde se ha solidificado un modelo médico empresarial, con una práctica individual y biologista. Esta situación actualiza permanentemente el tema de Salud-Enfermedad; en la medida en que no transformemos este sistema injusto, no se va a transformar este binomio que hoy se inclina favorablemente por la enfermedad y no se resuelve por la salud, porque no es lo mismo este resultado en una Argentina colonial y dependiente, que en una Argentina liberada. Estamos convencidos de que, en el marco de la injusticia social y la dependencia, la salud popular es inviable. La salud deviene de un proceso histórico y de una situación social. Como expresa Fioreal Ferrara «No son las causas individuales las que generan o provocan un estado de salud, son las situaciones sociales injustas las que lo provocan y en la medida en que el pueblo no participe no se va a resolver»; tampoco con un médico o con un aparato determinado. Solamente se resuelve en el marco de la lucha por la justicia social y por la liberación nacional, que son el síntoma de un pueblo que se rebela frente a la opresión que padeció durante mucho tiempo. Alguna vez, hace mucho tiempo y durante unos cuantos años el Estado garantizó el derecho a la salud, y el pueblo dejó de estar enfermo para estar sano. Nuevamente el Estado debe volver a cumplir con funciones que cumplió, como dirigir, supervisar y controlar el sistema de salud y debe volver a conducir las políticas globales de salud. Como trabajadores debemos exigir que se garantice la participación de la comunidad y los trabajadores del área a través de sus organizaciones sindicales en la definición, la organización y planificación de la salud pública. Es absolutamente necesaria esa participación, así como es necesario que se vuelvan a formar y capacitar recursos humanos en salud acordes con un proyecto liberador y que el Estado contenga a los trabajadores de la salud, que hoy día están absolutamente desprotegidos, especialmente en enfermería, el sector más vulnerable del equipo de salud, con cerca del 50% de personal empírico en el ámbito nacional. Los enfermeros, en efecto, están expuestos a múltiples riesgos. Así lo demuestra la muerte, durante el año 1988, de dos compañeras: Teresa Poncio, del Hospital Meléndez, afectada por una tuberculosis abierta, y Beatriz Monga, víctima de los golpes asestados por un paciente con un brote psicótico en el Hospital Borda. No es casual que un alto porcentaje de las enfermeras del área de salud mental, hayan tenido o tengan licencia por largo tratamiento por razones psiquiátricas, y de esto no hay que echarle la culpa a la locura, porque lo que enferma y deteriora es el sistema y son las condiciones de trabajo que tienen los enfermeros de los hospitales psiquiátricos, que no solo se han convertido en depósitos de pacientes sino que también se están convirtiendo en depósito de trabajadores. Este panorama de múltiples enfermedades y riesgos a los que se expone el personal de enfermería y de salud en general, se ve agravado con la aparición de pacientes con SIDA, no existiendo casi la difusión sobre las formas de prevención para el trato con dichos pacientes. Una política nacional y popular deberá recuperar y rehabilitar socialmente al hospital público, dando participación a los trabajadores y a la comunidad. Y como parte de esta recuperación, devolverle al trabajador de la salud salarios y condiciones dignas de trabajo, capacitación adecuada y todo lo que permita poner al hospital público al servicio del pueblo. Porque sabemos que será imposible recuperar el hospital y la salud pública, si primero no recuperamos a los trabajadores de la salud. La crisis nos preocupa pero no nos asusta. Estamos dentro de ella como el que más. Sabemos que este problema mayúsculo no es económico sino político y por lo tanto confiamos que desde el peronismo, como expresión que legitima las necesidades y aspiraciones populares, se construirán las políticas adecuadas para que el pueblo reciba la salud que se merece y que tiene derecho a volver a gozar.

NOTA DE OPINIÓN DE Carlos E. Cassinelli cuando era Secretarío General Adjunto de ATE – Seccional Buenos Aires

 A 20 años de la muerte del compañero Cassinelli. 
El 10 de octubre de 1997 Cassinelli viaja por la mañana hacia la ciudad de Posadas, provincia de Misiones, para acompañar a los trabajadores de la salud que mantenían un conflicto laboral. Previsto su regreso a Buenos Aires para el día 11, logra adelantar su regreso para la noche del viernes 10. Producto de la negligencia de la empresa aérea Austral en el mantenimiento de sus aeronaves, el vuelo en el que viajaba cae en la localidad de Fray Bentos (Uruguay) a las 22.10 horas. En el accidente no hay sobrevivientes.
Fallece como víctima de un sistema que no cumple con las normas y reglamentaciones vigentes para volar por priorizar las ganancias sobre la seguridad e integridad de las personas. Un sistema al que él siempre combatió.
ATE decidió dedicar este año a su memoria como una manera de alentar la defensa de la salud pública y gratuita y para combatir el proyecto gubernamental de Cobertura Universal de la salud (CUS) al entender que es un golpe al derecho a la salud, al acceso universal y a la estabilidad de los trabajadores y trabajadoras.



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